Pues sí señores, aquí ha llegado, aquí está, aquí lucha por no morir del resfriado que ha cogido: el director de esta sencilla y ácida publicación telemática llamada blog (y que además tiene como accionístas a un grupo caníno con ideas muy canínas).
Vuelve la burra al trigo y con energías renovadas (en verdá reventao de patear Amsterdam). Bella ciudad, muy recomendable para pasar unos días. Muy cosmopolíta, allí podías encontrar: holandeses, españoles (damos el cante que te cagas), chinos, árabes, negros (muchos, muchísimos y algunos chicos malos), alemanes, ingleses, brasileños, etc.
También he podido apreciar lo interesante del transporte público, el cuál es usado allí por todo el mundo: tren, tranvía, barco, autobús, cercanías, avión y, por supuesto, las bicicletas, las dueñas y señoras de la ciudad. Total: para cruzar una callle tenías que mirar si venian bicis, personas, autobuses, tranvías, etc... muy curioso era el poco uso que parece que se le hace allí al automóvil, casi en cualquier sitio se puede encontrar aparcamiento. Eso sí, el transporte público un poco caro, la verdad.
La arquitectura es otro punto a señalar: tejas diferentes, fachadas diferentes, grandes ventanas sin rejas, casas que parece que se caen, esquinas imposibles, puertas en mitad de la pared (absurdo pero original), combinaciones de colores increibles, escaleras con escalones minúsculos, grandes jardines, suelos limpísimos, esculturas y bancos superoriginales, puertecillas que se meten en el subsuelo, es decir, un magnífico orgasmo de nuevas referencias para los que nos llama la atención este tipo de arquitecturas. Además, las infraestructuras en Holanda están a años luz de lo que conocemos en España. Ni punto de comparación. Las zonas del centro histórico y algunas estaciones y catedrales eran sencillamente espectaculares.
Otra cosa que me ha llamado la atención son los precios. Algunas cosas si que es verdad que nos las hemos encontrado más caras que en España, pero la mayoría tenían el mísmo precio o incluso más barato. Esto me hizo pensar en que los precios en España son desorbitadamente altos ya que a mismos precios con Holanda, tenemos unos sueldos casi la mitad más bajos.
En cuanto a los canales, es impresionante cómo van cruzando calles y puentes y tienes la sensación de estar en el mísmo sitio otra vez, puesto que hay zonas absolutamente simétricas (esto de noche y relleno de cerveza se convierte en una apuesta realmente difícil de ganar, jejeje). Además le aportan a la ciudad una belleza indescriptible.
En cuanto a la noche, pues hay varias zonas para salir, pero al haber tenido lluvia la verdad es que no había mucho ambiente, a pesar de eso salimos por varias zonas que se ponían muy bien. Las copas son prohibitivas y además te las sirven con dosificador y en un vaso más pequeño (ocurre en otros muchos países de Europa). La cerveza es la mejor opción ya que no es muy cara y hay una variedad enorme de marcas (en cada bar al que íbamos probabamos una diferente, circunstancia magnífica).
También hay que hablar un poco de las costumbres e idiosincrásia de la zona: allí hay cosas que aquí están mal vistas (por ejemplo, los perros pueden entrar a casi cualquier sitio) pero sin embargo, no puedes tener el telefono móvil encendido en un coffee shop (hay millones), ni fumar tabaco, pero sí marihuana, algo absurdo. Otro aspecto raro es que para ir al servicio te cobraban 0.50 céntimos, o te exigían una consumición en el local de turno. También se produce una extraña paradoja: en los bares no se puede consumir droga y en los coffee shops no se puede consumir alcohol (alguien entiende algo??). Personalmente creo que nos venden una ciudad con unas libertades que en realidad no son tantas puesto que están muchas cosas prohibidas, pero sin duda recomiendo muchísimo visitarla, es genial. Y bueno, ya hablaré más adelante de este tema y anécdotas y tal. Un saludo criaturas!!.
