lunes, 6 de octubre de 2008

Empatía.


Para todos es clara la dureza de trabajar por la noche (el cuerpo se resiente, el alma se resiente, el humor se resiente, los coj... se resienten...). Pero en esas (a veces) horas muertas uno tiene tiempo para meterse destranjis en los interneles (insisto, destranjis) sin que el gran hermano se dé cuenta.
Claro, hablamos en esas noches donde no te vienen borrachos, clientes absurdamente ilógicos e inaguantables, yonkómanos, ejecutivos puteros, puteros ejecutivos, parejitas folladoras, o albanokosovares en furgones para distraerte. Entonces la lucha contra los rigores del sueño se vuelve más difícil y uno piensa: debe haber otras personas tan jodidamente perreadas como yo, que estén también metidos en la cueva de Alí durante la noche.
Es por eso que me pongo un día a buscar si hay blogs de recepcionístas en el turno de noche y me encuentro con que sí, y bastante buenos: http://turnodenoche.wordpress.com/.
Este es un ejemplo y a partir de él se puede enlazar con otros. Yo, la verdad, es que me meo toa entera con la infinita resignación de estos admirables seres y me doy cuenta leyendo sus anécdotas que ni mi trabajo es tan malo, ni soy el único al que le pasan cosas extrañas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo soy el cliente y tengo siempre la razón, no te doy el dni pk no me sale de los cojones, tu te has equivocado con las fechas de mi reserva y tu ahora me das una solución que me deje satisfecho. Tu no me quieres poner una cerveza a las 2 de la mañana cuando yo estoy pagando por un servicio, para mi se abre el bar, y mañana quiero la factura a nombre de empresa, pero el cif no te lo doy pk no me sale de los cojones, ahi solo ha de constar el nombre de la empresa para que coño quieres la direccion??
Si soy el cliente y las vistas no me gustan nada quiero ver de 5 a 6 habitaciones no pares para comparar y luego ver cual me quedo, estoy menos de una noche aqui y necesito una buena habitacion.

Anónimo dijo...

todos esos son los autenticos clásicos del cliente nocturno, y también del diurno.
Una auténtica riquidez. Todo se resume en que en casop de duda, el culpable de la crísis económica es el recepcionísta.