Cúmulo de despropósitos el Sábado

Muy buenas nuevamente, aquí estoy otra vez para escribir alguna cosita, que he estado algo perdido últimamente.

Concrétamente voy comentar una ruinosa noche de sábado que viví el otro día, sencillamente surrealista.

El plan no era nada espectacular ni fuera de lo normal (aunque sí muy de mi gusto): ir a cenar al Foster y luego ir a tomar algo de tranquileo, pero luego ví cómo todo se fué complicando.

Todo comenzó quedándo en mi casa con Manuel pa ir al Foster, donde nos esperaría Campos pa cenar. En esto, decido llevar yo el coche, metiéndoseme en la cabeza llevar el audi antiguo de mi hermano. Genial. Cuando ya estamos camino del Foster, me viene a la cabeza que no tengo dinero. Entonces tenemos que volver al cajero y tardar aún más.

Ya llegando al plaza mayor (a unos 10 km de Alhaurín) el coche se para en seco (será algo de la batería, pienso). Consigo arrancarlo y aparco, fin de las preocupaciones por el momento.

Ceno y todo mu bien, pechá de comer y tal, como siempre, vamos.

Vuelvo para el pueblo, decidimos tomar una cervecilla en algún sitio tranquilo de allí.

Aquí empieza el verdadero desastre: rotonda del Ikea, se para el coche, consigo arrancarlo, rotonda de tabico, se para el coche, consigo arrancarlo, retamar, se para, consigo arrancarlo, cuesta arriba del Aldi, se para, ahí no hay dios que lo arranque ya.

Parados en plena cuesta llego a una conclusión: 1. El coche no tiene combustible, pero el indicador de la aguja está estropeado. 2. Se me va la pinza.

Viendo la situación, decidimos llamar a Antonio Solano para que nos recoja e ir a tomar algo y mañana volver al coche y solucionar la papeleta. Llega Antonio y nos ponemos a explicarle la situación, Manuel y yo en el coche y él fuera en la ventanilla.

En esto, pasa la guardia civil en un patrol, conforme pasa, frena y baja para abajo. Buenas noches: ¿nos puede mostrar la documentación? genial.

El registro fue total: documentación, dni, maletero, interiores, capó, etc. Faltó inspección rectal, pero bueno, el susto vino cuando al abrir el maletero me encuentro que mi padre tenía allí 150 litros de aceite de camión para cambiarle el aceite a su vehículo pesado, ajajaja (¿ahora cómo le explico al agente que no soy contrabandista de aceite de camión?). No sé como pero logré explicarle con más o menos lógica al agente de la autoridad el porqué, pero lo difícil fue esquivar las preguntas de los agentes sobre qué estábamos haciendo allí y a dónde nos dirigíamos, puesto que un vehículo sin combustible es sancionable. Tras no conseguir sacarnos nada sancionable de aquella situación nos dieron las buenas noches y se fueron, eso sí, también encontraron una navaja multiusos de mi padre que había dentro del coche a la ue, gracias a Dios, no le dieron mucha importancia.

Luego fuimos a tomarnos algo y hablar sobre esta magnífica anécdota para contar a nuestros nietos.

Total, una noche accidentada y con emociones fuertes difíciles de entender. Con todo esto uno saca en conclusión que con la primera decisión errónea de la noche, el resto se puede convertir en un cúmulo de despropósitos. Saludos!!! y mirad los niveles de combustible y el monedero antes de salir de casa!! y coged los coches que no os dejen tirados!!!