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Al día siguiente reviso mi correo: cero mensajes. Reviso el de la web: 4 respuestas. Un 26,6% de efectividad.
Casualmente me han respondido chicas que intuía que lo iban a hacer. También hay que tener en cuenta que estas webs ponen facilidades a las chicas, permitiéndoles leer y responder a los mensajes, cosa que los hombres no tenemos.
Además, al ser tan fácil para ellas no siempre se conectan con frecuencia, así que la estadística puede variar con el tiempo.
Otro factor curioso: de las cuatro, dos se limitan a pedirme una foto. Seguimos con el escaparate. Sólo las otras dos me llaman la atención.Una profundiza un poco más, y me dice que para ella también es difícil comprender qué hace en este tipo de web, que le supuso un gran esfuerzo subir sus fotos, y me pide que haga lo mismo.
Otra me responde en inglés, me invita a ver sus fotos y que yo haga lo mismo. Lo hago y veo que son de estudio, sepia de origen, luz dura con filtros atenuadores, y ligera de ropa. Está orgullosa de ellas, está claro. Se gusta, me dice indirectamente que la admire y lo supere.
Ambas son de la misma edad, constitución y circunstancias. Gustos similares, entorno similar. Siempre fiándome de lo que han escrito. Representan un 50% de los resultados parciales, un 13,3% de los globales.
Decido centrarme en ellas dos. Son las que se lo han currado un poco, una por interiorizar un poco y otra por extravagante. Tengo claro que se tienen que ganar verme la cara.
A la primera la llamaremos NK y a la segunda Rita.
El segundo mensaje tiene que ser evasivo, indiferente, simpático, abierto, y terriblemente intrigante.
Me decido por el siguiente, en español e inglés:“¿Crees que juego con ventaja? No miento. Me gusta tan poco como a ti. Puede que me hayas visto por ahí, ¡el mundo es un pañuelo!.
Tampoco escondo ningún secreto, mi intención es conocerte.
Escríbeme y lo hablamosxxx”.
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